Tasas de mejora por encima de la media, constatadas mediante un balance asistencial de los últimos cinco años, refrendan la excelencia en su abordaje
Desde 2019 dispone de la certificación SEC-Excelente que otorga la Sociedad Española de Cardiología por su contribución a la eficiencia y mejora asistencial
Tras casi una década de funcionamiento de la Unidad de Insuficiencia Cardíaca del Hospital Universitario de Valme de Sevilla, ha atendido en torno a un millar de pacientes con un objetivo: mejorar el pronóstico y la calidad de vida. Una tesis doctoral de su responsable, la cardióloga Irene Estrada, estudia la actividad en los últimos cinco años con unos resultados que evidencian la excelencia en el abordaje, tratamiento y seguimiento con tasas de recuperación de la función del corazón (o `remodelado inverso´) por encima de la media expuesta en la literatura científica.
La Insuficiencia Cardíaca es una dolencia que consiste en la incapacidad del corazón para bombear suficiente sangre al resto del cuerpo. Supone la fase final de múltiples patologías cardíacas y sin tratamiento lleva a un mal pronóstico con una mortalidad a los cinco años de en torno al 50%, como subraya el jefe del servicio de Cardiología de este hospital sevillano, Francisco Javier Molano.
Sólo en Andalucía, se estima que 140.000 personas padecen insuficiencia cardíaca. Debido al aumento de la esperanza de vida y a los factores de riesgo cardiovascular, se trata de un problema de primera magnitud: afecta prácticamente a una de cada 10 personas mayores de 70 años y supone la primera causa de ingreso hospitalario en nuestro medio en mayores de 65 años, con un elevado consumo de recursos y merma de la calidad de vida del paciente. Además, los especialistas destacan que cada ingreso por empeoramiento de la enfermedad conlleva un deterioro adicional que incrementa el riesgo de muerte y de nuevo reingreso.
Sin embargo, la creación de las unidades de Insuficiencia Cardíaca persigue una mejora en el pronóstico y en la calidad de vida sistematizando el diagnóstico, seguimiento y tratamiento al ofrecer una actuación coordinada de los distintos profesionales implicados. El resultado es, según apunta Irene Estrada, “la mejora o incluso normalizar la función de su corazón con un adecuado tratamiento, modificando la historia natural de la enfermedad”.
El estudio realizado por la responsable de esta unidad clínica lo ha llevado a cabo sobre una muestra de 300 pacientes que habían acudido en al menos dos ocasiones a la consulta de alto riesgo. La mayor parte de ellos con función sistólica deprimida.
Los resultados demuestran una adherencia de los profesionales de la unidad a las recomendaciones terapéuticas de la patología establecidas por la evidencia científica superior a la media de otras unidades, evidenciando el compromiso de los profesionales con la excelencia científica en el abordaje de los pacientes.
Asimismo, y como valor añadido al resultado anterior, los pacientes presentaron durante los últimos cinco años una mortalidad inferior a la documentada en otras series similares de pacientes. Concretamente, se objetiva que hasta un 54% de los pacientes consigue una mejora significativa de su función ventricular (por encima del valor establecido del 40%, con un incremento promedio del 22%). Se considera como el mayor porcentaje descrito hasta la fecha en poblaciones equivalentes, que suele oscilar entre 26 y 46% de los pacientes atendidos.
Según esta cardióloga, “este hallazgo se acompaña de la mejoría de otros parámetros de función (fuerza) y geometría (tamaño) cardíaca, evidenciando el denominado `remodelado inverso´, que sitúa de nuevo al corazón del paciente en situación de normalidad o al menos en un estado menos patológico”.
Por su parte, Irene Estrada pone en valor la importancia de los resultados: “los pacientes con mejoría de la función ventricular muestran un mejor pronóstico a lo largo del seguimiento, asociando un menor número de ingresos por empeoramiento de la enfermedad (o descompensación de insuficiencia cardíaca), menor necesidad de trasplante cardíaco y otras terapias avanzadas y una importante reducción del riesgo de muerte por todas las causas frente al resto de pacientes que permanecen con función cardíaca deprimida (fallecen el 4% de los pacientes con mejoría de la función cardiaca y el 27% de los que no experimentan mejoría de la misma)”.
Unidad clínica prestigiada por la calidad en el abordaje y tratamiento de la insuficiencia cardiaca
Actualmente dirigida por Irene Estrada, han formado parte de la misma los cardiólogos Manuel González, David Villagómez y Carmen Otte junto a la enfermera especializada Rosa Luque.
Sus profesionales participan y colaboran activamente en congresos nacionales e internacionales, en programas de formación continuada para otros profesionales, así como en proyectos de investigación. Su nivel de competencia está reconocido por la Sociedad Española de Cardiología (SEC), que en el año 2019 otorgó la calificación de calidad SEC-Excelente tras un proceso de evaluación y auditoría externa por un comité de expertos. Una certificación concedida a aquellos centros nacionales que cumplen los estándares de calidad en la labor asistencial de esta enfermedad.
En este sentido, Francisco Javier Molano pone en valor el ser parte integrante de este programa nacional con sello desde hace cinco años “el objetivo es reducir la mortalidad y aumentar la calidad de vida de los pacientes con cardiopatía mediante una iniciativa que responde a la necesidad de desarrollar estándares y guías de actuación que garanticen la calidad de los procesos asistenciales, minimizando la variabilidad en la práctica clínica y aumentando la seguridad de los procedimientos”.
Actualmente, esta unidad clínica ha sido seleccionada por el Servicio Andaluz de Salud para participar a nivel nacional en el `Proyecto MAIC´. Es un programa multidisciplinar que busca identificar e impulsar modelos eficientes para el óptimo abordaje de las personas con insuficiencia cardiaca que puedan ser exportados al resto de centros. El objetivo es mejorar los resultados en salud a través del diagnóstico temprano, la coordinación hospitalaria, la continuidad asistencial y la planificación del seguimiento crónico. El proyecto MAIC cuenta con la colaboración científica de la Asociación de Insuficiencia Cardiaca de la Sociedad Española de Cardiología (SEC) y el aval de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (Semfyc), la Sociedad Española de Directivos de la Salud (Sedisa) y la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH).
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