El Hospital de Valme crea un protocolo que mejora el manejo clínico de los pacientes con enfermedad tromboembólica asociada al cáncer

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Especialistas del Hospital Universitario de Valme de Sevilla han elaborado un protocolo interno dirigido a optimizar el manejo clínico de pacientes con enfermedad tromboembólica asociada al cáncer (ETEAC). Realizado por un grupo de trabajo multidisciplinar, su objetivo es unificar criterios para facilitar la toma de decisiones en la práctica clínica ante la complejidad de una patología con implicaciones de distintas especialidades médicas y pacientes vulnerables.

   La enfermedad tromboembólica está considerada como una de las complicaciones más frecuentes e importantes en los pacientes oncológicos, constituyendo su tratamiento y profilaxis un gran reto en la práctica clínica diaria. El cáncer favorece la activación del sistema de la coagulación, desarrollando un estado de hipercoagulabilidad o coagulación intravascular diseminada crónica que provoca frecuentes alteraciones en la coagulación.

   Dado que el cáncer afecta a un porcentaje muy importante de la población, el problema de la enfermedad tromboembólica es altamente prevalente. Entre un 10% y un 20% de todos los casos de tromboembolismo se producen en pacientes con cáncer. Luego constituye causa de muertes evitables, secuelas e incremento del gasto sanitario.

   Concretamente, los expertos atribuyen a la enfermedad tromboembólica asociada al cáncer la primera causa de muerte prevenible. Su prevalencia es mayor y más grave que la de cáncer-ictus o la de cáncer-infarto. De ahí la importancia de su detección precoz, prevención y tratamiento adecuados.

Variabilidad de la incidencia dependiendo del tumor
   
   La incidencia de trombosis en los pacientes con cáncer varía dependiendo del tipo de tumor y de la extensión de la enfermedad. Los tumores sólidos con mayor riesgo son los cánceres de páncreas, estómago, cerebro, riñón, útero, pulmón y ovario, y entre las enfermedades hematológicas el mieloma, el linfoma y la leucemia aguda. La enfermedad localmente avanzada y la metastásica tienen mayor riesgo de tromboembolismo que la enfermedad localizada; respecto a su recurrencia, el riesgo es mayor en la enfermedad oncológica avanzada que en la localizada.

   Por tanto, esta enfermedad presenta una notable repercusión en la evolución de los pacientes con cáncer, al incrementar de manera significativa la mortalidad y la morbilidad a corto plazo. En los últimos 20 años, los expertos han observado un importante aumento de esta complicación, tanto en los pacientes ingresados como en los ambulatorios, relacionado con la mejora de los métodos diagnósticos, la aplicación de nuevos tratamientos y la mayor supervivencia de los pacientes con cáncer.

   La incidencia es mayor en los primeros meses desde el diagnóstico, lo cual puede estar relacionado con una mayor agresividad biológica del tumor y también con intervenciones médicas como la realización de cirugía mayor o el inicio de la quimioterapia.

Herramienta clínica que contribuye a reducir la mortalidad de pacientes oncológicos

   Ante la falta de uniformidad en su manejo por parte de las diferentes especialidades clínicas implicadas, el Hospital Universitario de Valme ha generado un documento de consenso multidisciplinar que permite optimizar su abordaje. Un trabajo convertido en herramienta clínica para ayudar a reducir la mortalidad y mejorar, en consecuencia, los resultados en salud.

   Coordinado por el hematólogo Juan Carlos López, el grupo de trabajo que ha elaborado este protocolo está constituido por facultativos de los siguientes servicios médicos: Oncología Médica, Medicina Interna, Angiología y Cirugía Vascular, Neumología, Urgencias y Cirugía General. Todos ellos implicados en la prevención, el diagnóstico y tratamiento de la enfermedad tromboembólica asociada al cáncer y, por tanto, los que más se beneficiarán de su contenido.

   Este grupo de trabajo ha revisado las recomendaciones de las principales guías de práctica clínica y documentos de consenso con la finalidad de unificar los criterios diagnósticos, concretar las medidas de prevención y consensuar el abordaje terapéutico. Además, han materializado la actualización de la información con las más recientes publicaciones y trabajos relacionados: International Society of Thrombosis and Haemostasis (ISTH), Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), American College of Chest Physicians (ACCP), National Cancer Comprehensive Network (NCCN), American Society of Clinical Oncology (ASCO) y European Society of Medical Oncology (ESMO).

   Al respecto, este documento aborda de manera secuencial la profilaxis y el tratamiento de la ETEAC, así como la organización del seguimiento y el manejo de algunas situaciones especiales (recurrencia, trombosis asociada a catéter central, trombosis venosa superficial, etc). Finalmente, y en forma de anexos, se aportan diferentes escalas de riesgo trombótico y hemorrágico, así como hojas informativas para los pacientes e información sobre los diferentes anticoagulantes.

   Según explica el coordinador de este trabajo, Juan Carlos López, “hemos conseguido crear un protocolo de extraordinaria utilidad e interés para la práctica diaria de los especialistas que abordan una patología tan prevalente y de difícil manejo como es la enfermedad tromboembólica asociada al cáncer. Supone un gran soporte al ayudar al manejo clínico de pacientes que la sufren, englobando una actualización de las evidencias científicas sobre este tema donde se unifican pautas de actuación para la toma de decisiones en casos complejos”. Del mismo modo, Juan Carlos López resalta el valor añadido que representa la colaboración y participación de un cúmulo de especialidades médicas para llegar a disponer de este protocolo clínico de consenso orientado a la mejora asistencial.